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Rick Day |
Correr no sólo mejora nuestra condición física,
también eleva nuestro atractivo, nuestra energía sexual y nuestro bienestar
emocional.
Mantenernos activos tiene un impacto directo en cómo
nos vemos y cómo nos sentimos. Uno de los beneficios más evidentes de correr es
que nos ayuda a tener un cuerpo más definido, menos grasa acumulada y una
silueta que seduce. Correr es una forma
eficaz de mantener un peso saludable, acelerar el metabolismo y mantenernos
en ese punto donde la ropa interior se ajusta justo como nos gusta.
Correr de
forma regular mejora nuestra salud cardiovascular, reduce el
riesgo de enfermedades cardíacas, presión alta y accidentes cerebrovasculares.
Además, eleva el colesterol bueno (HDL) y reduce el malo (LDL), lo que nos hace
sentir más potentes, más resistentes y, por qué no, más vivos al momento de
entregarnos en la cama.
Correr
reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, gracias a
la liberación de endorfinas que nos inyectan placer natural. Nos ayuda a
liberar tensiones, a enfocarnos mejor, y a enfrentarnos con otra actitud al
deseo, al trabajo, a las relaciones.
La calidad
del sueño mejora significativamente cuando corremos,
lo que nos deja más descansados, con mejor ánimo y listos para lo que venga.
Dormir bien también influye en nuestra líbido y en nuestra energía sexual, algo
que nunca queremos descuidar.
Correr
fortalece los huesos, tonifica los músculos y mejora la postura.
Piernas firmes, glúteos elevados y abdomen definido: todo empieza a moldearse
cuando hacemos del running un hábito. Y sí, eso también se nota cuando nos
quitamos la ropa frente a alguien que nos desea.
Si aún no lo hacemos, es buen momento para comenzar a correr con responsabilidad, con calma, y con metas claras. Lo importante es movernos hacia una vida más plena, más intensa y más sexy.