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Rick Day |
La elección de la ropa interior lo es todo. Si optamos por boxers demasiado holgados, corremos el riesgo de que todo se mueva demasiado; si vamos por slips muy ajustados, podemos terminar con una sensación incómoda entre las piernas. La mejor opción suele ser el boxer-brief, que ofrece soporte sin apretar demasiado, manteniendo todo en su lugar sin limitarnos en el movimiento.
El talco es un aliado subestimado. Aplicar un poco de talco en la zona ayuda a evitar la humedad, la picazón y esos roces incómodos que pueden hacernos pasar un mal rato. Además, disminuye la fricción, lo que se traduce en menos ajustes urgentes en el día.
Si sientes que algo se desacomodó y necesitas arreglarlo sin llamar la atención, prueba la técnica del "déjalo caer". Fingir que dejamos caer algo al suelo y agacharnos a recogerlo crea el movimiento necesario para que la ropa interior se reajuste sin necesidad de usar las manos.
Otra estrategia efectiva es el "se perdió". Si estás de pie, desliza las manos en los bolsillos y muévelas sutilmente desde dentro. Esto permite hacer ajustes sin que parezca que estás haciendo algo fuera de lugar.
Si estás sentado y tienes a la mano un suéter o un bolso, úsalo estratégicamente. Colócalo sobre tu regazo y ajusta lo que necesites sin que nadie lo note. La clave está en mantener la naturalidad y actuar con confianza.
No hay nada de qué avergonzarnos, pero la elegancia está en la discreción. Con las técnicas adecuadas y la ropa interior correcta, podemos evitar situaciones incómodas y mantenernos cómodos y seguros durante todo el día.