Rick Day |
Cada cabeza es un mundo, y cada uno de esos mundos tiene su propio sistema. Así como no conocemos las zonas más profundas de nuestro planeta, así somos con nuestros secretos.
Aparentamos, y ni quien se atreva a negarlo,
nunca nos mostramos como realmente somos, nunca decimos todo lo que pensamos. Eso
nos hace un mundo de hipócritas.
Tenemos tanto miedo al rechazo que preferimos
vivir en medio de mentiras, de posiciones absurdas que sólo nos acostumbran a
fingir por el resto de nuestras vidas.
Alguien una vez dijo que con lo único que
puedes contar es con tu familia, pero esa persona dice que su familia son sus
amigos. Esos amigos que no son sólo para pasar ratos agradables sino aquellos
que conocen hasta el más profundo de tus temores. Los que te apoyan en todo
momento y están al pendiente de ti, que te impulsan a surgir y se entristecen con
tus problemas.
Los cobardes dicen tener miedo a los
señalamientos de la sociedad sin darse cuenta que la sociedad somos todos
nosotros, si quieres que las cosas cambien entonces comienza por cambiar tú y
estimular ese sentimiento en quienes te rodean. Seguramente tú, quien
despotrica acerca de lo que pasa en el mundo, no hace absolutamente nada para
cambiarlo y te unes a la bandada de buitres cuando ves caer a alguien que te
desagrada.
¿Hasta cuándo las posturas fingidas? ¿Hasta cuándo
los estereotipos? Muéstrate tal cual eres, sin temor y sin miedo… y eso sí, ama
a quien ame hasta el más horrible de tus defectos, pues esa persona sí es digna
de ti.
Cuando alguien te diga que te quiere entonces
cuéntale el más oscuro de tus secretos.