Naturaleza pecadora

Rick Day
La historia de los pingüinos pecadores. Hace algún tiempo estaba leyendo en la web una noticia sobre una pareja de pingüinos que no podía procrear de manera natural.

Al parecer, la necesidad de ser padres no es solamente de los seres humanos, y más que necesidad es el instinto que nos empuja hacia esa dirección.

Estos pingüinos han caído en el horripilante pecado de intentar robar los huevos y polluelos de las demás parejas, pero no lo han logrado.

Debido a la evolución y al ambiente de clima extremo en la naturaleza de los pingüinos, estos sólo tienen una cría por camada para elevar las probabilidades de supervivencia de la descendencia; pero la vida es tan sabia que a veces comete ‘errores’ para enseñarnos cosas nuevas.

Una de las parejas de pingüinos de ese zoológico logró procrear dos huevos y por ende dos polluelos. El pequeño detalles es que, aunque no se encuentren en las condiciones extremas de su ambiente natural, la pareja abandona a una de las crías para asegurar la supervivencia de al menos uno de sus descendientes.

En ese momento, los especialistas y cuidadores del zoológico, al ver al polluelo en abandono, lo toman y entregan a la primera pareja y estos la reciben como propia: la cuidan, protegen y crían.

El polluelo abandonado por sus padres biológicos está bajo las alas -o aletas- de una pareja que le dará todo su amor y lo valorará, aún más, al recordar todo lo que lucharon para conseguirlo; mientras que la otra pareja no le dará mayor importancia ya que la naturaleza les ofrece muchas más oportunidades de procrear.

Posdata: ¿Les dije que la primera pareja son dos pingüinos machos?

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